Este es un dibujo muy, muy, muy especial para mí. Tanto que he dudado sinceramente de subirlo al blog, pero he terminado decidiendo que, como todos los demás, es otra parte de mí, y por lo tanto merece el mismo trato.
Cuando lo empecé, estaba inspirada por una novela que acababa de terminar y que me había absorbido sin remedio. ¿Conocéis esa sensación? Es un estado como de tránsito en el que te encuentras durante unos días en los que constantemente recuerdas escenas, momentos y personajes de la historia, y cada uno lleva mil y un sentimientos asociados, por todo lo que su lectura supuso, por la identificación, porque les acabas queriendo más que a algunas personas que conoces. Eso los convierte en "reales", como bien dice la clásica fábula, y es algo tan, tan especial, que cuando te sucede no quieres que termine, pues es casi como un hechizo mágico demasiado delicado y puro, como un oasis en medio de lo mundano de la realidad actual.
Pues bien, este dibujo comenzó como un producto de ese "trance novelístico", si queréis llamarlo así, pero poco a poco se fue llenando de otros recuerdos, otros sentimientos, otras miradas, otros sueños... y acabó siendo un regalo, pues finalmente me di cuenta de que no era tanto mío como de otra persona. Había demasiado de esa persona en este dibujo, y tanto fue así que actualmente sigue en sus manos.
Aunque lo realicé hace algún tiempo, cada vez que lo miro, vuelvo a sentir todas esas emociones que vertí al dibujarlo. Es curioso cómo solo unas líneas sobre el papel pueden significar tanto.
Espero que lo disfrutéis.
Bolígrafo bic sobre papel.